"Por primera vez, hemos demostrado que la privación de sueño a corto plazo en el contexto de turnos de 24 horas puede provocar un aumento significativo de la contractilidad cardiaca, la presión arterial y la frecuencia cardiaca", afirma el autor del estudio, el doctor Daniel Kuetting, del Departamento de Radiología Diagnóstica e Intervencionista de la Universidad de Bonn (Alemania).
Para el estudio, el Dr. Kuetting y sus colegas reclutaron a 20 radiólogos sanos, entre ellos 19 hombres y una mujer, con una edad media de 31,6 años. Cada uno de los participantes en el estudio se sometió a una resonancia magnética cardiovascular (RMC) con análisis de tensión antes y después de un turno de 24 horas con una media de tres horas de sueño. "La función cardíaca en el contexto de los efectos de la privación del sueño no se había investigado antes con análisis de deformación por RMC, el parámetro más sensible de la contractilidad cardíaca", dijo el Dr. Kuetting.
Los investigadores también recogieron muestras de sangre y orina de los participantes y midieron la presión arterial y la frecuencia cardiaca.
Tras la privación de sueño de corta duración, los participantes mostraron aumentos significativos de la tensión sistólica máxima media (pre = -21,9; post = -23,4), la presión arterial sistólica (112,8; 118,5) y diastólica (62,9; 69,2) y la frecuencia cardiaca (63,0; 68,9). Además, los participantes presentaron aumentos significativos en los niveles de la hormona estimulante del tiroides (TSH), las hormonas tiroideas FT3 y FT4, y el cortisol, una hormona liberada por el organismo en respuesta al estrés.
Aunque los investigadores pudieron realizar exámenes de seguimiento a la mitad de los participantes después del sueño regular, el Dr. Kuetting señala que es necesario realizar más estudios en una cohorte más amplia para determinar los posibles efectos a largo plazo de la pérdida de sueño.
"El estudio se diseñó para investigar la privación de sueño relacionada con el trabajo en la vida real", dijo el Dr. Kuetting. "Aunque no se permitió a los participantes consumir cafeína ni alimentos y bebidas que contuvieran teobromina, como chocolate, frutos secos o té, no tuvimos en cuenta factores como el nivel de estrés individual o los estímulos ambientales."
Como la gente sigue trabajando más horas o tiene más de un empleo para llegar a fin de mes, es fundamental investigar los efectos perjudiciales de trabajar demasiado y dormir poco. El Dr. Kuetting cree que los resultados de este estudio piloto son transferibles a otras profesiones en las que son habituales largos periodos de trabajo ininterrumpido.
"Estos hallazgos pueden ayudarnos a comprender mejor cómo afectan a la salud pública la carga de trabajo y la duración de los turnos", afirmó.