Utilización de un páncreas artificial se asocia a un mejor control de los niveles de azúcar en sangre en las personas con diabetes tipo 1 en comparación con el tratamiento estándar, concluye una revisión de la evidencia disponible publicada por El BMJ de hoy.
Los resultados demuestran que el tratamiento con páncreas artificial proporciona casi dos horas y media más de niveles normales de glucosa en sangre (normoglucemia) al día, al tiempo que reduce el tiempo de niveles altos (hiperglucemia) y bajos (hipoglucemia) de glucosa en sangre.
Aunque son necesarias más investigaciones para verificar los hallazgos, los investigadores afirman que estos resultados respaldan la opinión de que "los sistemas de páncreas artificial son un enfoque terapéutico seguro y eficaz para las personas con diabetes tipo 1".
El páncreas artificial es un sistema que mide los niveles de azúcar en sangre mediante un monitor continuo de glucosa (MCG) y transmite esta información a una bomba de insulina que calcula y libera la cantidad necesaria de insulina en el organismo, igual que hace el páncreas en las personas sin diabetes.
La investigadora principal, Eleni Bekiari, de la Universidad Aristóteles de Tesalónica (Grecia), y su equipo se propusieron investigar la eficacia y seguridad de los sistemas de páncreas artificial en personas con diabetes de tipo 1.
Revisaron los resultados de 41 ensayos controlados aleatorizados en los que participaron más de 1.000 personas con diabetes tipo 1, que compararon los sistemas de páncreas artificial con otros tipos de tratamiento basados en la insulina, incluido el tratamiento con bomba de insulina.
Descubrieron que el páncreas artificial se asociaba a casi dos horas y media adicionales de normoglucemia en comparación con otros tipos de tratamiento cuando se utilizaba durante la noche y a lo largo de un periodo de 24 horas.
El uso del páncreas artificial también redujo el tiempo pasado en hiperglucemia en aproximadamente dos horas -y en hipoglucemia (20 minutos menos)- en comparación con otros tipos de terapia.
Los análisis posteriores para comprobar la solidez de las asociaciones para distintos dispositivos y en distintos entornos fueron coherentes, lo que sugiere que los resultados son sólidos.
Como tal, los autores afirman que su revisión proporciona una visión general válida y actualizada sobre el uso de los sistemas de páncreas artificial para la diabetes tipo 1. Sin embargo, señalan que la mayoría de los ensayos presentaban un riesgo de sesgo alto o poco claro, tenían un tamaño de muestra pequeño y una duración corta, por lo que deben interpretarse con cautela.
Además, sugieren que debería hacerse más para evaluar la rentabilidad "para apoyar la adopción de sistemas de páncreas artificial en la práctica clínica."
Los autores también recomiendan que las investigaciones futuras "exploren el uso del páncreas artificial en grupos relevantes de personas con diabetes tipo 2" y afirman que "se debe seguir explorando el efecto del uso del dispositivo de administración artificial en la calidad de vida y en la reducción de la carga para el paciente".
En un editorial vinculado, el profesor Norman Waugh, de la Universidad de Warwick, y sus colegas, sostienen que los sistemas de circuito cerrado tienen mucho que ofrecer, "pero necesitamos mejores pruebas para convencer a los responsables políticos, enfrentados a una demanda creciente y unos recursos escasos".
Presentado por Fomat Medical
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