Píldoras, pastillas, vitaminas y drogas amontonadas en manos maduras, vista de cerca.

Por qué necesitamos una cultura de colaboración internacional para luchar contra la resistencia a los antibióticos

La resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas para la salud pública a las que nos enfrentamos hoy en día. Si no se controla, se cree que en 2050 el número mundial de muertes por resistencia a los antimicrobianos podría alcanzar los 10 millones al año, con un coste anual de $100 billones de dólares estadounidenses solo para gestionar los efectos, según el informe de 2016. Revisión de la resistencia a los antimicrobianos.

En este artículo analizamos la magnitud del reto y estudiamos la forma en que todas las partes interesadas a escala internacional -incluidos la industria farmacéutica, los sistemas sanitarios, los gobiernos y la población mundial- deben colaborar para evitar que estas estadísticas se hagan realidad.

Al borde del precipicio

La resistencia a los antibióticos es la selección natural en acción. Surge cuando las bacterias causantes de infecciones sobreviven a la exposición a un tratamiento que normalmente las mataría, lo que permite que las cepas resistentes a los fármacos se propaguen debido a la falta de competencia de otras bacterias.

El uso excesivo -y abusivo- de los antibióticos para tratar infecciones no bacterianas, su mayor uso en la agricultura y la escasa adherencia de los pacientes a los regímenes de tratamiento han creado el entorno perfecto para que surja esta resistencia.

De hecho, el Centros de Control de Enfermedades de EE.UU. y Prevención estima que el 70% de las infecciones bacterianas ya están causadas por patógenos bacterianos resistentes al menos a un antibiótico comercializado. Lo más preocupante de todo es que, como se informa en el Vol. 16 de la Lancet Enfermedades InfecciosasIncluso los antibióticos de última línea, como la colistina, son ineficaces contra algunas cepas.

Como consecuencia, corremos el riesgo de perder los avances de la medicina desarrollados en el último siglo que actualmente damos por descontados. Las infecciones bacterianas potencialmente mortales, como la neumonía y la tuberculosis, podrían volverse intratables, mientras que las intervenciones quirúrgicas rutinarias, como las cesáreas y los trasplantes de órganos, que requieren antibióticos para prevenir infecciones, podrían ser demasiado peligrosas en el futuro.

Un conducto de medicamentos que se ha agotado

A pesar de la magnitud y gravedad de este problema, existe una brecha significativa y bien reconocida entre la demanda de nuevos antibióticos y los incentivos financieros para su desarrollo.

El modelo económico establecido para los medicamentos farmacéuticos consiste en recuperar los costes de I+D a través de los ingresos por ventas durante un periodo de exclusividad basado en patentes. Sin embargo, en el caso de los antibióticos, este modelo es problemático por varias razones. La necesidad de reservar nuevos antibióticos y de garantizar una mejor administración limita intrínsecamente el potencial de ventas, lo que desincentiva la inversión en su desarrollo. Mientras tanto, debido a las presiones financieras derivadas del envejecimiento de la población, los pagadores de la atención sanitaria están cada vez menos dispuestos a pagar más por los medicamentos para sufragar el coste de la I+D y ofrecer a las empresas farmacéuticas un rendimiento competitivo de la inversión.

Como consecuencia, el número de grandes empresas multinacionales que financian la investigación básica en antibióticos ha disminuido sustancialmente en las dos últimas décadas, ya que muchas han orientado sus conocimientos y recursos hacia empresas más rentables.

Incentivos a la innovación

Para hacer frente a este reto, muchos expertos creen que se necesita una combinación de estrategias "push" y "pull" para incentivar el descubrimiento y desarrollo de fármacos antibióticos, como se detalla en La necesidad de un marco "Una salud, una Europa, un mundo.

Los enfoques "de empuje", como el aumento del acceso a los recursos científicos, la concesión de becas de investigación, la oferta de incentivos fiscales y el establecimiento de asociaciones público-privadas para reducir los riesgos financieros asociados a la I+D, podrían ayudar a superar los obstáculos al desarrollo de fármacos en las primeras fases.

Por otro lado, las estrategias "pull" recompensan el éxito en el desarrollo de fármacos garantizando futuros ingresos, mediante premios monetarios, compromisos de mercado anticipados o compra de patentes. Una de las estrategias "pull" propuestas por la Revisión de la resistencia a los antimicrobianos es el establecimiento de un sistema mundial de recompensas de entrada en el mercado de alrededor de mil millones de dólares por medicamento para tratamientos en áreas de necesidad más urgente.

Cooperación internacional

Incentivar el descubrimiento de nuevos antibióticos y animar a los investigadores de todo el mundo a emprender nuevas investigaciones requerirá un aumento significativo de la financiación mundial procedente de una combinación de fuentes públicas y privadas. Para garantizar que esta financiación se concentra eficazmente y se invierte de forma eficiente, la Revisión sobre la resistencia a los antimicrobianos ha pedido la creación de un Fondo Mundial para la Innovación que se encargue de coordinarla.

Este organismo apoyaría la investigación en fase inicial y no comercial, ayudando a formar consorcios integrados por universidades, pequeñas empresas farmacéuticas, CRO y organizaciones de investigación asociadas para emprender programas de desarrollo de nuevos antibióticos. Estas asociaciones se beneficiarían de los recursos y conocimientos compartidos, lo que ayudaría a hacer un uso más eficiente de la experiencia y la financiación para avanzar más rápidamente en nuestra comprensión de las dianas farmacológicas y las nuevas moléculas de fármacos.

Cambiar los comportamientos de todas las partes interesadas

Cambiar el comportamiento subyacente de las partes interesadas es esencial para atajar este problema. Como se señala en el Revista Internacional de Enfermedades Infecciosas y el Revista Internacional de Farmacología ClínicaUno de los retos más importantes es mejorar el cumplimiento terapéutico por parte de los pacientes. Los estudios muestran de forma rutinaria una escasa adherencia a los regímenes antibióticos, ya que los pacientes a menudo no son conscientes de las consecuencias reales de terminar los tratamientos antes de tiempo. Además, la relativa facilidad con la que los antibióticos se pueden adquirir sin receta en algunas regiones, combinada con el autodiagnóstico incorrecto de los pacientes, también contribuyen de forma significativa al uso inadecuado e ineficaz de los antibióticos, como se informa en el Vol.11 de la revista Lancet Enfermedades Infecciosas.

Mejor prevención, diagnóstico y vigilancia de las enfermedades

Otra forma eficaz de frenar la propagación de bacterias resistentes es la prevención de la infección en primer lugar. Para ello, hay que realizar esfuerzos concertados a escala mundial para mejorar la higiene. Algunas medidas sencillas, como el lavado de manos, son especialmente eficaces para reducir la propagación de infecciones en los hospitales. En el mundo en desarrollo, un mayor acceso al agua potable y al saneamiento desempeñará un papel fundamental para atajar este problema.

Otra forma de reducir el número de infecciones y disminuir la demanda de tratamientos terapéuticos es la vacunación. Sin embargo, en los países de renta baja y media, numerosos cuellos de botella en torno a las infraestructuras sanitarias y los costes limitan el alcance de la implantación de las vacunas. Organizaciones como Gavi, la Alianza para las Vacunas, afrontan estos retos financiando programas de vacunación en países que de otro modo no podrían hacerlo. Al agrupar la demanda de nuevas vacunas para estos países y financiar su implantación, la organización ayuda a atraer al mercado a nuevos fabricantes de vacunas y a abaratar los costes.

Otro reto que hay que superar es el diagnóstico de la enfermedad. En décadas anteriores, los médicos prescribían antibióticos con demasiada rapidez cuando la causa subyacente de la enfermedad no estaba clara. Esta situación se produce a menudo porque recetar antibióticos sin identificar plenamente la enfermedad es más rápido y, por lo general, menos costoso que realizar largas pruebas diagnósticas. Por tanto, será esencial disponer de tecnologías de diagnóstico más asequibles, rápidas y fiables para garantizar que las infecciones se tratan con el tipo de antibiótico adecuado, y sólo en el caso de las infecciones bacterianas.

Por supuesto, es importante que sigamos vigilando el uso y la eficacia de los antibióticos, así como los mecanismos de resistencia tanto a nivel nacional como internacional. Esta información es necesaria para formular políticas sanitarias, orientar las respuestas a las emergencias sanitarias e identificar tendencias globales a largo plazo.

Conclusión

Los problemas que han conducido a la actual crisis de resistencia a los antibióticos son globales y polifacéticos, y para superarlos será necesaria la colaboración internacional. Si bien es necesario cambiar el modelo económico actual de desarrollo de antibióticos para garantizar un suministro bien abastecido de fármacos nuevos y eficaces, también es esencial que reduzcamos su demanda mediante una mejor gestión. Sólo aprendiendo de nuestros errores garantizaremos que estos valiosos recursos estén disponibles y sigan siendo eficaces en el futuro.

Source://www.biosciencetechnology.com/article/2017/04/why-we-need-culture-international-collaboration-fight-antibiotic-resistance
Fecha: 4/11/2017

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