La mayoría de las células del cuerpo humano tienen un cilio, una delgada protuberancia celular que capta las señales del entorno externo de la célula. Investigadores de la Universidad de Zúrich han demostrado ahora que estas finas antenas sensoriales desempeñan un papel clave en la formación del melanoma. Cuando se impide que los cilios se desarrollen en las células pigmentarias benignas, éstas degeneran y desarrollan una forma agresiva de melanoma.
Los melanomas son uno de los tipos de tumores más agresivos en humanos. A pesar de los notables éxitos obtenidos con nuevas formas de tratamiento, como las inmunoterapias, sigue habiendo muchos pacientes con melanoma que no pueden curarse o que sufren una recidiva de la enfermedad después de un tratamiento exitoso. Por ello, es esencial conocer a fondo la biología del tumor para desarrollar nuevos enfoques terapéuticos. La cuestión principal es qué cambios en una célula benigna provocan su progresión hacia un tumor maligno.
Un equipo de investigadores dirigido por Lukas Sommer, catedrático del Instituto de Anatomía de la Universidad de Zúrich (UZH), ha podido demostrar ahora que, además de las causas genéticas como las mutaciones en el ADN, los factores epigenéticos también intervienen en la formación y propagación del melanoma. Aunque los factores epigenéticos no influyen directamente en la secuencia genética, sí regulan la eficacia con que se transcriben determinados genes en las células. Los investigadores de la UZH se centraron en la proteína EZH2, que -a diferencia de lo que ocurre en las células benignas- es muy común en las células de melanoma y desempeña un papel central en su formación.
Para averiguar cómo contribuyen los factores epigenéticos al comportamiento agresivo del melanoma, los científicos examinaron todos los genes regulados por EZH2. "Nos sorprendió mucho encontrar muchos genes que son responsables conjuntamente de la formación de cilios", afirma Sommer, líder del estudio. Parece que los genes de los cilios están suprimidos por EZH2, lo que significa que las células de melanoma maligno tienen muchos menos de estos finos pelos sensoriales que las células pigmentarias benignas de la piel". Con ayuda de células de melanoma humano y modelos de ratón, los investigadores consiguieron demostrar que la pérdida de cilios en las células pigmentarias activa vías de señalización carcinogénicas, lo que en última instancia da lugar a la formación de melanomas agresivos y metastásicos.
Hay muchos tipos de cáncer compuestos por células que han perdido sus cilios. "La regulación epigenética de la formación de cilios que hemos descubierto ahora en el melanoma es, por tanto, probablemente también relevante para la formación de otros tipos de cáncer, como los tumores de mama o cerebrales", afirma Sommer. Los fármacos que bloquean EZH2 ofrecen probablemente una estrategia prometedora en el tratamiento del melanoma, posiblemente en combinación con inmunoterapias, según Sommer.
Fuente: http://www.media.uzh.ch/en/Press-Releases/2018/Melanoma.html
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